El Oudegracht atraviesa Utrecht (actual Binnenstad o centro histórico) de suroeste a norte.
La parte norte del Oudegracht es probable que se terminara a finales del siglo X, uniendo así el Rin con el río Vecht. Esto favoreció una nueva ruta fluvial de comercio hacia el norte del país.
La parte sur del Oudegracht se inició en 1.122, año en que Utrecht adoptó los derechos de ciudad.
Se reforzó las defensas de la ciudad en todo su perímetro, tanto con un canal defensivo como con robustas murallas. Con el canal acabado, la ciudad era navegable, se podía controlar el paso desde los cuatro puntos cardinales y se favorecía el comercio que convirtió a la ciudad en una de las más prósperas del país.
El Nieuwegracht se añadió a finales del siglo XIV, paralelo al Oudegracht hacia oriente.
El sistema de esclusas fue terminado en 1.275 y desde entonces el nivel del agua se mantuvo constante dentro de la ciudad. Esto favoreció que los comerciantes de Utrecht construyeran en sus propiedades los sótanos que dan al canal Oudegracht. Desde hacía siglos recibían la mercancía por barco, puesto que las calles eran a menudo intransitables para los carros. Se construyó a lo largo del canal un muelle a cada lado para permitir la descarga de mercancía. La gran diferencia de altura entre el agua del canal y la calle con sus edificios hacía muy laborioso el transporte de mercancía desde el muelle del canal hasta el sótano de la casa. Había que subir y después bajar nuevamente el género. Por ese motivo se decidió construir inicialmente unos túneles que comunicaban el muelle con el sótano de la casa, facilitando el transporte de mercancía.
Aspecto del canal Oudegracht antes y después del siglo XVI.
Durante los siglos XVI y XVII se ganó aún mas terreno al canal a favor del muelle y se elevaron las bóvedas de los sótanos. El gran desarrollo económico del comercio requería mayor espacio para almacenar.
Fue en el siglo XVIII cuando se construyó un muro de ladrillo a lo largo de todas las entradas de los sótanos, con sus correspondientes puertas y ventanas, llegando a tener el aspecto que hoy día podemos apreciar. Todavía los muelles eran propiedad privada, por lo que aún no se trataba de un acerado público.
La balaustrada de ladrillos a lo largo de la calle fue sustituida por barandillas de hierro.
En 1.838 fueron traídas de Inglaterra las cuatro cariátides de hierro para la fachada del prestigioso gran almacén Winkel van Sinkel (La tienda de Sinkel). Fueron elevadas desde el canal con la grúa gigante del Ayuntamiento, con tan mala suerte que al cargar la última se rompió, cayendo al canal la cariátide y la grúa destrozada. Desde entonces la gente llamó cariñosamente a las cariátides "la fulanas inglesas".
Hoy día el Winkel van Sinkel es uno de los bares más concurridos de la ciudad.
En el puente del Ayuntamiento está señalizado el lugar que ocupó la grúa durante más de cuatro siglos.
Fachada de Winkel van Sinkel en el Oudegracht 158.
En el siglo XIX con la mejora del tránsito rodado perdieron los muelles su función de descarga y entró en un periodo de decadencia.
En 1.948 pasaron a ser propiedad del ayuntamiento de Utrecht los muelles y los muros de los canales, comenzándose un complejo proceso de restauración. Se retiró todo tipo de linde, convirtiendo los muelles en un acerado público a nivel del agua con escaleras para acceder desde la calle.
Oudegracht con la torre del Dom al fondo.
Paseo en barco por el puente Hamburgerbrug.
El Nieuwegracht también está provisto de sótanos y muelles, si bien su función era exclusivamente para el uso particular, nunca fue una zona de comercio. En el Nieuwegracht se encuentran importantes edificios monumentales que convirtió la zona en un reputado distrito residencial. Este canal es más tranquilo y tiene como característica mayor densidad de árboles.
Vista del Nieuwegracht o Canal nuevo.
El Oudegracht es el alma de la ciudad. Numerosas referencias históricas y leyendas giran en torno a este canal tan fascinante, como por ejemplo "La piedra amarrada" (De gesloten steen). En el número 364 se encuentra un gigantesco canto rodado en la esquina, que servía para evitar las rozaduras ocasionadas por el tráfico al doblar la esquina. Cuenta la leyenda que por las noches el diablo jugaba con sus criados a lanzarse la enorme piedra ocasionando un ruido ensordecedor. Los vecinos no podían soportarlo más. Tras ahuyentar a los diablos por medio de un sacerdote, ataron la piedra a una cadena de hierro. Durante la Edad Media era común utilizar elementos como amuletos o protección contra los malos espíritus.
En 1.520 se le llamó a esta controvertida piedra "La piedra amarrada". Con el mismo nombre se estableció en el edificio de 1.844 a 1.895 la fábrica de tabaco de Ribbius Peletier.
La piedra amarrada, Oudegracht 364.
Desde su restauración, el Oudegracht ha captado el interés de muchísimos hosteleros que han elegido este enclave único como lugar para establecer sus empresas. También tienen lugar actividades culturales en los diversos locales, cursos, reuniones de empresa, workshops...
Muchos restaurantes y cafés se ubican a lo largo del canal Oudegracht, la mayoría con terraza, haciendo indispensable una visita nocturna a este lugar especial y único en el mundo.
Vista nocturna del Oudegracht y Bezembrug (puente de la escoba).
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