A finales de enero de 1.712 llegaron a Utrecht a caballo o en carruaje, a través de la nieve, el hielo y el lodo, diplomáticos de España, de la corte de Luis XIV, de Saboya, de Portugal, de Gran Bretaña y desde más cerca, representantes de la República de los Siete Países Bajos Unidos. Todos perseguían el mismo propósito: acordar el reparto de posesiones (y por lo tanto de poder) con los que todas las partes implicadas tendrían un largo periodo de paz. Y eso fue lo que se consiguió.
Lápida conmemorativa de los 300 años en el Ayuntamiento de Utrecht.
La guerra de los Ochenta años
La República de los Siete Países Bajos Unidos o más comúnmente las Provincias Unidas habían sellado su alianza en 1.579 en la Unión de Utrecht, en plena guerra de los Ochenta años o guerra de Flandes que comenzó en 1.568 y finalizó en 1.648 con el reconocimiento de las Provincias Unidas como un estado, precursor de los actuales Países Bajos. El origen de la guerra fue principalmente por motivos religiosos, con enfrentamientos radicales entre católicos y calvinistas. El líder de la rebelión holandesa fue el noble más destacado, Guillermo de Oranje-Nassau, considerado hoy día como el padre de la patria holandesa. Se estableció la Reforma de la Iglesia como norma, lo que culminó con el rechazo de la doctrina católica y la expulsión del rey Felipe II de España en 1.581. Éste puso precio a la cabeza de Guillermo y tres años más tarde fue asesinado en Delft por Balthasar Gérard, un francés católico que no llegó a cobrar la recompensa puesto que fue capturado y ejecutado. Fue uno de los primeros asesinatos a un jefe de estado por arma de fuego de la historia.
Representación de la Unión de Utrecht en una consola de farola del Oudegracht.
Las provincias del sur, incluyendo las actuales Bélgica y Luxemburgo, a su vez se habían aliado en el tratado de Arras (Atrecht), mostrando su apoyo a la Corona Española y a la Iglesia Católica, por lo que los países bajos quedaron divididos de norte a sur.
Guillermo de Oranje-Nassau, el Taciturno en 1.555.
La guerra de los Ochenta años finalizó en 1.648 con la independencia real de las Provincias Unidas.
La paz se firmó entre España y las Provincias Unidas en 1.648 en el tratado de Münster, en Alemania.
Los Países Bajos se convirtieron en una potencia mundial debido a la armada, la flota mercante y la consecuente expansión en ultramar, experimentando durante el siglo XVII su época dorada.
Para España, mantener la guerra durante tantos años supuso un gasto extraordinario. Con la pérdida de las tierras holandesas entró en bancarrota y dejó de ser la primera potencia marítima mundial.
Representación del tratado de Münster en una consola de farola del Oudegracht.
La guerra de Sucesión
La guerra de Sucesión Española fue un conflicto que involucró a todas las potencias europeas y tuvo alcance mundial debido a las colonias en ultramar. Comenzó en 1.701 tras la muerte de Carlos II sin dejar descendientes y finalizó en 1.713 con el tratado de Utrecht.
Carlos II de España, el Hechizado.
Las intenciones de Carlos II eran proclamar sucesor universal a su sobrino-nieto José Fernando de Baviera para asegurar el imperio español y su posición en Europa, pero los acontecimientos tuvieron un giro inesperado al fallecer éste de varicela con tan sólo seis años de edad. En el último momento optó por designar antes de su muerte a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, infanta de España. A pesar de los conflictos del pasado, Luis XIV era en aquel momento el monarca más poderoso de Europa. La única condición era que no se fusionaran las coronas de Francia y España.
Luis XIV de Francia, el Grande o el Rey Sol.
La Corona de Castilla y Navarra apoyaba la incorporación de la Casa de Borbón a través del aspirante Felipe de Anjou, que debía para ello renunciar al trono de Francia.
La Corona de Aragón era más partidaria de nombrar nuevo rey al archiduque Carlos de Austria, que era descendiente de Felipe III. El propio Luis XIV tenía inicialmente interés en que así fuera, puesto que con el respaldo de Inglaterra y de las Provincias Unidas evitaban una nueva supremacía de España en Europa, pero finalmente aceptó que su nieto fuese nombrado rey de España, intentando sacar partido a favor de la corona francesa.
Finalmente fue proclamado rey de España Felipe de Anjou, convirtiéndose en Felipe V, el primer soberano de los Borbones y sucesor de los Habsburgo. Su reinado se prolongó 45 años, siendo hasta el momento el más largo en la historia de España.
Felipe V, el Animoso en 1.739.
La guerra de Sucesión se convirtió en un guerra de intereses a nivel europeo y una guerra civil entre las dos coronas españolas. En la Alianza de La Haya de 1.701 se unieron Gran Bretaña, el Sacro Imperio Germánico y las Provincias Unidas neerlandesas preocupados por una posible alianza entre Francia y España. Dentro de España se produjeron numerosas batallas entre las tropas borbónicas o felipistas y las austracistas o carlistas, con victoria rotunda para el bando borbónico.
La batalla de Almansa (1.709), Ricardo Balaca. Palacio de las Cortes de Madrid.
En 1.711 Carlos de Austria se convirtió en el emperador del Sacro Imperio Germánico al morir su hermano el emperador sin herederos. Todavía reclamaba su título de rey de España, con lo que se habría repetido el imperio de Carlos I de España y V de Alemania, un imperio demasiado poderoso y quizás en aquellos momentos demasiado difícil de controlar.
Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico.
En los tratados de Utrecht y Rastatt (Alemania) se decidió el reparto de territorios que asegurarían la paz por un tiempo.
El Sacro Imperio Germánico absorbía los Países Bajos españoles, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña. En cambio España sólo conservaba los territorios metropolitanos (excepto Gibraltar y Menorca, que pasaron a Gran Bretaña) y sus tierras de ultramar. Felipe V fue reconocido como rey de España y se respetó el testamento de Carlos II, prohibiéndose la fusión de las coronas francesa y española.
La gran favorecida en el tratado fue Gran Bretaña, que ganó muchos territorios como la actual Canadá y obtuvo cuantiosas ventajas económicas que le permitieron romper el monopolio comercial de España con sus colonias. Además tenía controlado el mar Mediterráneo con Menorca y Gibraltar.
Traducción al castellano y al inglés de uno de los tratados de 1.713.
Importantes acuerdos generales se firmaron por todas las partes:
-La creencia religiosa nunca más sería un motivo para entrar en guerra.
-Todas las partes debían asistir en armonía, sin humillar ni guardar rencor al "perdedor", colaborando para un nuevo equilibrio de poderes.
-El exitoso enfoque del Tratado de Utrecht fue, por encima de todo, un ejemplo a seguir para la solución de posteriores conflictos. El Congreso de Viena de 1.815 y el Congreso de Berlín de 1.878 siguieron esta línea. También el modelo actual de la Unión Europea se asienta sobre las mismas bases.
Fue notorio que las negociaciones en Utrecht cambiaron la idea de pensar y de hacer. La composición de Händel para la ocasión "Te Deum" recuerda el momento en el que el Tratado de Utrecht cambió el rumbo de la historia mundial.
Conmemoración de los 300 años del Tratado de Utrecht en 2.013.
Se eligió Holanda para las negociaciones porque era la más adecuada frente a las grandes potencias implicadas en la guerra. Los franceses quisieron evitar que fuese en la ciudad del gobierno central de La Haya, por lo que se decidió que fuese Utrecht por su situación y accesibilidad.
El tratado de la Paz de Utrecht trazó las nuevas fronteras de Europa, muchas de ellas siguen hoy día vigentes, como es el caso de Gibraltar con Inglaterra.
Logotipo del 300 aniversario del Tratado de Utrecht.
Las negociaciones tuvieron lugar en el Ayuntamiento de Utrecht, que por aquel entonces tenía dos grandes puertas de acceso que fueron debidamente ornamentadas para la ocasión. La recepción de los diplomáticos era ceremonial. Las conversaciones se hicieron en francés, el idioma de la élite de aquella época. En los registros del secretario de la ciudad consta que uno de los representantes españoles hablaba muy mal el francés.
Vista nocturna del Ayuntamiento de Utrecht.
Utrecht fue el centro de Europa aquel año. Con las numerosas negociaciones hubo gran cantidad de actos festivos que se celebraron por toda la ciudad. Los protestantes, poco dados a los festejos, hicieron una excepción y se permitió la representación de obras teatrales y otras actividades de ocio como eventos musicales y fuegos artificiales.
Para la ciudad, que entonces contaba con unos 30.000 habitantes, supuso un gran impulso económico.
Con la llegada de los representantes de los distintos países se alquilaban las grandes casas de la ciudad, se empleaba personal de mantenimiento, y todos los gremios desde los panaderos hasta las señoritas de compañía hacían negocio de la ocasión.
Ilustración de los festejos con motivo del Tratado de Utrecht.
El propietario de un negocio de coches de caballos del centro de Utrecht, impresionado por todo lo que estaba sucediendo, mandó construir una banderola de piedra con la inscripción T VREDEJAER 1713 (El año de la paz 1.713), colocándola sobre el portón de su fachada. Aunque el edificio con la inscripción fue derribado en el siglo XIX, se conserva un dibujo hecho por el historiador Nicolaas van der Monde en 1.840.
Dibujo de Nicolaas van der Monde de 1.840.
Con la conmemoración de los 300 años del Tratado de Utrecht, se ha hecho una réplica de la banderola de piedra y se ha colocado donde alguna vez estuvo aquella cuadra.
Réplica de la banderola de piedra de 1.713 con motivo del 300 aniversario del Tratado de Utrecht.
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